Al mirarla tu boca añorara impacientemente el contacto con su delicada piel, tus manos suplicaran el rose con su cuerpo desnudo, no concebirás un placer mayor que poseerla. Serás muy afortunado si lo consigues, pero la verdadera fortuna la encontraras si además de poseer su cuerpo logras poseer su alma.
Podrás llamarte afortunado si decide entregarte su tiempo, sus sueños, su vida.
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